Y es que casí no ganamos pa lágrimas. La cosa comenzó con el homenaje a nuestra querida Sor Pino, hubo discursos, hubo regalos, mención especial a una mantita hecha a mano y trabajadísima, hubo fotos y video, joer como te lo curraste Juan Antonio, y hubo emoción, mucha emoción... Y por si fuera poco, ya con la comida, la sorpresa a nuestro querido Alfredo, que no se lo olía y acabo comiendo con un montón de sus compañeros, que siempre lo seremos. Así que bonito día, triste por las despedidas pero entrañable por los homenajeados. Gracias a todos por vuestra asistencia (que sarna con gusto...)
Por cierto, vino la pequeña Carmen (la del Serrano y la Carmencita) que hay que ver que poco se parece al padre, ya se viene a las fiestas tan joven...
Intentando recuperar fotos, ya hay alguna en los picassa. Gracias Isabel (te has adelantado a Pablo...)
PD.- Unas horas más tarde... Pablo ha traído las fotos (vale la pena entrar en el álbum, muy guapos todos y todas)
1 comentario:
Totalmente de acuerdo. Alegría y tristeza en el mismo plato. Pero acaso no es esa mezcla la más utilizada por los más grandes cheffs del mundo?
Besos y suerte a los 2.
Sonia
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